Ride
La vida se me presenta como locomotora rauda,
atravesando todo el riel de la memoria,
arrollando fantasmas juveniles.
El paisaje es violento en sus matices y es poco el presente que se aclara.
Esto no se descarrila porque estás aquí, con tu luz sobre la vía.
La luna ya se cansó de escupir faroles.
El tiempo, maquinista experto da lecciones de hora y media, superación personal.
-Mata el ego, abraza la humildad. -
Así decía el boleto.
Túnel
Se disipan los misterios,
las verdades disfrazadas.
Te ofrendo mi carne sangrante
y te corono con mis costillas.
Succiono la leche de tus ojos
para espantar al lenguaje del olvido.
Estoy pagando por aprender
con cuarenta y cuatro trozos de tejido blando.
Espera, los espectros se cansan,
nosotros estamos para burlarnos.
Subimos por la escalera (tú primero, yo dichoso)
-Va a llover el cielo se ve gris
. ¡Sí, pero ya viste que cerca están las nubes, vamos!
Ernesto Salamandra. Observador del carnaval humano, bebedor de espíritus. Gusta de jugar cartas con los espectros y es fiel amante de la palingenesia. Escribe para asegurarse que existe, ya antes fue un recuerdo y sólo pretende dejar una huella, como la que deja la baba del caracol cargando su casa a cuestas.
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