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María Luz Crevoisier

Aquella escuelita



Yo estudié, cuando niña

En una escuelita de barrio.

Segundo piso

De una casona que hacía frente

Al viejo templo de San Francisco.

No fuimos muchos los estudiantes

Siendo ellos, la mayoría,

Hijos de artesanos, obreros

O de las placeras de aquél mercado

Que se escondía, allá en San Pedro.

No fuimos muchos, pero aún recuerdo

A tantos chicos como a Julián, Gregoria,

La Doloritas, con sus eternos mocos

Y trenzas deshilachadas.

O aquél chiquillo que me obsequiaba

Canicas y abrazos,

O a Simona, la hija del sastre Valencia

Esforzada en cuidar mi retorno

Hasta la casona querida.

En esa escuelita de barrio

Era yo la única que habitaba

En aquella casa tan llena

De flores y pájaros,

La de los zapatos lindos

Y un vestido color rosa

Y aún siendo solamente esa una,

Con cuanto cariño me acercaron a ellos.

Cómo no recordar, entonces,

Sus melcochas de anís, los porotos tostados

Y la “jalada” y el “maná”,

Que me ofrecían a diario.

Cómo olvidar tampoco,

La sabia ternura de Doña Carmela,

Esa maestra directora

Que me adoptó como hija,

Siendo solamente alumna.

Después de tanto tiempo,

Aún deben escucharse, lo presiento

Las risas y las voces

De aquellos alumnos

Que fueron construyendo la vida

En esa antigua escuelita

De la Plaza San Francisco.


 

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